Category: Cupcake

Justo cuando empezaba a creer que mi sufrida 50D no podía dar mas de si voy descubriendo nuevas formas de explotarla y sacarle el máximo partido al formato RAW. Los cambios son sutiles, me hacen dedicar el doble de tiempo y hacen echar humo a mi pobre portátil, pero según les vaya dando forma creo que valdrán la pena el esfuerzo, aunque solo sea para limar fallos que voy arrastrando hace tiempo.

La época del nitrato de plata fue la época dorada para muchos fotógrafos antes del auge de las células fotosensibles y los algoritmos vintage. Se ha ganado en accesibilidad y técnica, se ha perdido en valoración y respeto. Murió Duke Ellington y triunfó King Africa.

Iba a soltar un rollo existencialista lleno de filosofía barata, pero se me hacía raro teniendo por cabecera dos teenagers en bikini, así es imposible ponerse serio, y al fin y al cabo la vida es aprender a relativizar y esperar a que la rueda siga girando y te haga subir de nuevo (no creo en estas cosas, pero queda bonito).

Después de muchas dudas al final la única decisión razonable es mantenerme fiel a mi estilo, sin cambios bruscos, probando cosas nuevas cada día, aprendiendo a limar los fallos día a día. A veces será blanco y negro, a veces oscuro y a veces una explosión de color, pero si no se nota que es mía no me sirve. No existe la foto perfecta, me gusta la imperfección.

Hago fotografía cándida en discotecas porque la gente es espontánea dentro de su zona de confianza, esa naturalidad se pierde cuando posan para una fotografía e incluso posando es raro que se suelten de la forma en que lo harían con un amigo. Por otro lado la seriedad de la foto parece ser directamente proporcional al tamaño de la cámara.

Tengo la costumbre, la tradición o el ritual (cada uno lo llamará de una manera) de empezar la noche haciendo una foto al Dj. No importa que tenga que recorrer una sala entera atestada de gente esquivando cada petición, en el momento que lo tengo capturado empieza la sesión para mi. Hombres y mujeres orquesta, melómanos, personajes de ficción sin máscara, tienen el placer y el deber de controlar los músculos de cientos de personas mediante melodías prestadas.

Magia en estado puro y toneladas de cupcakes; una noche para recordar.

Tengo una memoria terrible en lo que se refiere a la noche y concretamente con caras y nombres. Pido disculpas por adelantado o atrasado porque me pasa con casi todo el mundo, entre lo triste y lo cómico no puedo evitar ser sincero y decir llanamente; lo siento no se quien eres.